Hoy, en muchos centros invernales de Argentina (entre los cuales aparece la hermosa San Martín de los Andes) se practican las caminatas con raquetas, que todos los años atraen nuevos curiosos e inclusos avezados esquiadores que encuentran en este estilo de esquí una forma de volver a la naturaleza.
A lo largo de la historia, el hombre debió encontrar la forma de sortear las exigencias y complicaciones que la naturaleza le presentó para sobrevivir. Las raquetas poseen más de 6.000 años de antigüedad y sirvieron al hombre desde sus orígenes para realizar grandes recorridos por la nieve.
A diferencia del esquí, este deporte se distingue por su sencillez y por ser accesible a todas las personas, cualquiera sea su condición física o edad.
La sensación de pisar suelo virgen o nieve en polvo es única y la mayoría de los circuitos por los que se desplazan los grupos poseen estas características que hacen que el visitante se armonice con la naturaleza y logre captar sonidos, sensaciones y vivencias que pasarían de largo a otras velocidades.
“A paso de hombre se disfruta distinto”, podría ser el slogan para catalogar esta actividad que año tras año convoca a más seguidores que eligen la filosofía de vida que poseen las montañas durante la temporada invernal, alejados de los ruidos y de la masificación de las estaciones de esquí.
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