"Perito Moreno", el glaciar que quita el aire, Parte II


Un Dragón con pocos vecinos
Con un poco de suerte, durante la marcha se puede dar con el único ser vivo que habita en el glaciar, se trata de un insecto de color oscuro, de unos dos centímetros de longitud y tres pares de patas.

Lo llaman Perla de los Andes y se alimenta de bacterias y algas que transporta el hielo. Su cuerpo contiene glicerol, una sustancia anticongelante que le permite vivir en condiciones tan extremas. Por eso también lo llaman Dragón de la Patagonia.

Se trata de un insecto de unos dos centímetros de longitud, color oscuro, que es el único ser vivo que pasa toda su existencia en el glaciar Moreno. Fue descubierto a mitad del siglo pasado por el explorador Aubert Willink, en cuyo homenaje se eligió el nombre científico de Andiperla willinki.

Luego de tan inesperado encuentro comienza el trayecto de regreso. Hay que clavar con más fuerza los zapatos con grampones en el hielo, a modo de freno, porque el peso del propio cuerpo parece acelerar el ritmo del descenso. Da la impresión de que la caminata ha consumido al menos media jornada, pero el reloj muestra que apenas pasaron un par de horas.


Primavera y verano son las estaciones preferidas
La época de mayor afluencia de turistas es entre septiembre y marzo. En invierno es temporada baja por el intenso frío (-2ºC). La actividad se reduce y también los precios.


SON GLACIARES DE ORÍGENES MILENARIOS
Según los folletos turísticos, hace un millón de años, cuando se dio la gran glaciación patagónica, el hielo llegaba 200 km más al este de la posición actual, con una altitud de hasta 1.200 metros. El último periodo glacial de la zona data de hace 18.000 años. Como pruebas quedan gigantescas piedras que fueron arrastradas con el sedimento.

Son cientos los glaciares que comparten Chile y Argentina en la Patagonia. Pío XI, uno de los más imponentes, San Rafael, uno de los más turísticos, pero dentro de ellos, sin duda una de las estrellas es el argentino Perito Moreno. Su accesibilidad, con pasarelas que acercan a escasos metros; su impactante color azul; su sobrecogedor y constante crujido, que pareciera que tuviese vida propia; sus muros de más de 60 metros de altura, de los que se desprenden con estruendo trozos de hielo; y su frente de 5 kilómetros de longitud lo convierten en un sitio único y en un potente atractivo turístico.


Perito Moreno no es sólo contemplación, permite que nos aproximemos en embarcaciones y hasta que lo caminemos, en un excursión emocionante como pocas, que nos recuerda lo pequeño que somos frente a la naturaleza.

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