Conociendo Argentina: Tierra del Fuego, Parte I


Hace casi 500 años, un grupo de exploradores del Viejo Mundo avistó las costas de una tierra desconocida. Fuegos dispersos y columnas de humo de las fogatas de los nativos parecían flotar sobre las aguas, en la neblina del amanecer. Fue posiblemente este entorno místico el que dio su nombre a la Isla: Tierra del Fuego. Lo que una vez fue un lugar inhóspito y remoto, hoy atrae a miles de personas de todas partes del mundo.

Algunas impresiones de viajeros que plasmaron sus ideas en forma escrita y que te ayudarán a imaginar cómo es este lugar del mundo, con sus paisajes y su gente.

“En la extremidad de aquella extensísima lengua de tierra del América del Sud, que va estrechándose a medida que se acerca al Polo, bañada por dos océanos, el Atlántico y el Pacífico, el continente parece haberse desmenuzado en un vasto archipiélago que, separado de la tierra firme por el Estrecho de Magallanes, penetra en las frías y misteriosas soledades del Antártico, bajo el sugerente nombre de Tierra del Fuego.”, Alberto De Agostini

“No sólo vi enanos y gigantes, bosques subterráneos, selvas antárticas, grutas submarinas y colosos de granito, sino que también vi las puertas incólumes del paraíso.”, Julio Popper

“¿Por qué, pues –y no soy el único a quien le sucede-, por qué estos áridos desiertos han echado tan profundas raíces en mi memora?.”, Charles Darwin

“Desde lo alto del Cabo Domingo se disfruta de un soberbio panorama del entero horizonte. Aunque carezcan completamente de vegetación, atraen e impresionan los llanos y valles por esa poderosa fascinación que ejercita lo indefinido y por la misteriosa grandiosidad que emana de aquellas inmensas soledades.”, Alberto De Agostini

Tierra del Fuego fue el nombre dado a las tierras al Sur del Estrecho de Magallanes, sin saber cuánto más al sur se extendían. Actualmente este nombre es el que denomina al Archipiélago formado por la Isla Grande y cientos de islotes e islas menores hasta la latitud del Cabo de Hornos hacia el Sur. El nombre es el mismo a uno y otro lado de la frontera Argentino-Chilena.

La Isla Grande es la mayor de Sudamérica y se divide en dos partes a través del meridiano de 68º 36’que es el que corresponde a la frontera internacional y alcanza una superficie de aproximadamente 45.000 km2. La frontera continúa luego hacia el Este, acompañando la dirección del Canal Beagle, lo cual define como territorio chileno a todas las islas e islotes al Sur de la frontera, incluyendo Islas como Hoste, Navarino, Picton, Lennox y Nueva, entre otras.

La zona Norte de la Isla se caracteriza por ser una continuación de la estepa magallánica o patagónica, donde la planicie está cubierta por un tipo de vegetación, en la que predominan las gramíneas (Festuca spp.), salpicadas por manchones de arbustos (Mata verde y Mata negra). Es éste el espacio que alterna con las “vegas” (zonas más húmedas a lo largo de los cursos de agua), donde mejores condiciones encuentran las ovejas y las vacas para pacer, por lo cual la tierra es casi exclusivamente utilizada para la cría de estos animales, imprimiéndole al paisaje un ambiente rural por excelencia. También recorren la zona algunos representantes de la fauna silvestre, tales como guanacos y zorros, además de numerosas especies de aves.

Por momentos, la ruta se acerca al mar. La oportunidad es óptima para observar la playa y si es la época adecuada, avistar algunas de las aves que migran desde el Ártico y permanecen en la Reserva Costa Atlántica (link a Áreas Protegidas) durante el verano.

A medida que se continua hacia el Sur, el relieve va comenzando a ondularse y se presentan espaciadamente algunos manchones de bosque, salpicado con lagunas. Esta zona es conocida como “parque fueguino”. Combina vegetación característica del pastizal de la zona Norte con el bosque, vegetación dominante del paisaje en la zona Sur. El bosque se distribuye en manchones o parches, representado principalmente por el ñire (Nothofagus antarctica) y también se presentan valles ocupados por pequeñas turberas. 

Atravesando el Corazón de la Isla, donde se encuentra la Reserva Provincial homónima. Aquí comienzan a alternarse Estancias ganaderas con emprendimientos forestales y durante el recorrido por esta zona, tanto a lo largo de la Ruta Nacional Nº 3, como las Rutas Complementarias Nº 9 (sector Sur), 16, 18 y 21 verás sucederse cascos de Estancias (de menor envergadura que los que se encuentran más al Norte) con pequeños y medianos aserraderos. También aquí seguramente verás guanacos y zorros, y también ya empiezan a verse los efectos de los castores en el paisaje.

El gran límite natural entre el Norte y el Sur de la Isla es el magnífico Lago Fagnano. Un amplio valle erosionado por glaciares contiene las aguas de este cuerpo de agua dulce, el mayor de todo el Archipiélago y que marca una notable división entre la zona Norte y Sur. 

La ruta comienza a ascender el faldeo de los Andes, que junto con el bosque sub antártico o magallánico, dominan el paisaje de la zona. Las especies de árboles que lo representan son la lenga, el guindo y en menor proporción el ñire, ya mencionado al Norte del Lago Fagnano. Conviviendo con comunidades vegetales de menor porte, dominadas por el calafate y la mata negra. 

A lo largo de los valles más amplios y profundos también se atraviesan turberas y en los valles transversales se aprecian relictos de los glaciares que hace miles de años cubrían este paisaje montañoso. Algunos picos alcanzan los 1.500 m. y se aprecia con precisión la línea límite del bosque, cubriendo el faldeo montañoso hasta los 650 m. sobre el nivel del mar. La Ruta Nacional Nº 3 es la que atraviesa la Cordillera por el Paso Garibaldi (aproximadamente 450 m. sobre el nivel del mar). La ruta continúa al Sur y luego al Oeste para llegar a su fin dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, cruzando la Reserva Provincial Tierra Mayor y bordeando en sus tramos finales la costa del Canal Beagle. Esta zona también es cruzada por la Ruta Provincial Nº 33, que se extiende hacia el Este bordeando el Canal Beagle y conduciendo a las Estancias Harberton y Moat, a algo más de 110 km. a Oriente de Ushuaia.

En todo el ámbito del territorio provincial –que incluye Antártida e Islas del Atlántico Sur- se destaca la gran variedad de especies de aves. Las más representativas son: pingüinos, albatros, petreles, gaviotas, gaviotines, cormoranes, ostreros, playeros, patos, macáes, cauquenes, bandurrias, jotes, cóndores, águilas, halcones y numerosas especies de pájaros (furnáridos, tiránidos, etc.), cada una de ellas en su hábitat, sumando unas doscientas especies.


De los mamíferos terrestres se destacan el guanaco, el zorro colorado, roedores como el tuco-tuco y pequeños ratones de campo, entre los autóctonos; mientras que el conejo, el zorro gris, el castor, la rata almizclera, el visón y el peludo o armadillo son los más comunes entre los introducidos y asilvestrados. Además se destacan el ciervo colorado en la Isla de los Estados y el reno en el Archipiélago de las Georgias del Sur, ambos introducidos a inicios del siglo XX.

Con relación a los mamíferos marinos, en todo el Mar Argentino circundante a la Isla Grande y la Península Antártica, se avistan con mayor frecuencia diversas especies de lobos marinos, delfines (incluida la orca), toninas, ballenas y focas. Además, a lo largo de las costas del Canal Beagle vive la nutria marina, especie amenazada según la Lista Roja de Mamíferos Argentinos y vulnerable según la UICN.

Aquí decimos que la alta montaña está al alcance de los pies. Con muy poco esfuerzo se puede conocer un ecosistema, que en otros sitios está reservado casi exclusivamente a deportistas capaces de desafiar grandes alturas.

Los Andes surcan nuestro Argentina en toda su extensión. En algunas provincias argentinas, “alta montaña” implica realizar desplazamientos de varias horas en vehículo, o tal vez caminatas exigentes, para sobrepasar como mínimo los 2.000 m. de altura y así llegar por encima del límite superior del bosque y encontrarse con ciertas especies de la avifauna y de la flora, o con huellas de recientes glaciares o aún con glaciares propiamente dichos. El ecosistema que se presenta a partir del límite superior del bosque es conocido con el nombre de “desierto andino”.

Las montañas de las inmediaciones de Ushuaia ofrecen acercarse a este ecosistema prácticamente para todo visitante que lo desee, casi sin necesidad de salir de la Ciudad. Por ejemplo, a apenas 7 km. de Ushuaia, y con ayuda de una aerosilla, es muy fácil aproximarse al Glaciar Martial, a poco más de 800 m. de altura. Sin embargo, no hay que descuidar todos los aspectos de seguridad concernientes a una salida de montaña. 

En el pasado el territorio estaba cubierto por los hielos, las glaciaciones se repitieron varias veces en la región a lo largo de la historia de la Tierra. En los Andes Fueguinos hubo durante períodos de glaciaciones paisajes similares a los que hoy existen en la Antártida. En Ushuaia se aprecia el resultado de este proceso, que tuvo lugar por última vez entre 125.000 y 18.000 años antes del presente. Y en sus inmediaciones sobreviven pequeños glaciares, testimonio de aquel período, como el Martial. En los últimos 10.000 años se consolidó la cubierta de suelo y sobre ella se asentaron las primeras semillas de las plantas, conformándose posteriormente el bosque de Nothofagus o bosque subantártico.

Una de las características más remarcables del bosque fueguino es que corresponde al bosque más cercano a la Antártida. También se lo llama comúnmente bosque magallánico o subantártico.

Un rasgo sorprendente de los árboles que lo componen, principalmente del género Nothofagus, es su capacidad para vivir en condiciones sumamente rigurosas: una delgada capa de suelo (a veces no supera los 10 cm.), pendientes abruptas, expuestos a fuertes vientos, con ráfagas de más de 100 km/h en algunas oportunidades y una temperatura media anual (en la zona de Ushuaia) de 5ºC y precipitaciones que varían entre los 300 y 5000 mm.

Se trata verdaderamente de condiciones extremas y allí crece este bosque de fagáceas, sirviendo de soporte a miles de otros seres vivos que forman este ecosistema de características muy peculiares. De las tres especies que lo conforman, dos son de follaje caduco: la lenga y el ñire y una es perenne, llamada guindo o coihue de Magallanes. Además hay otras especies de árboles pero son mucho menos abundantes.








Fonda Argentina: Conociendo Argentina: Tierra del Fuego, Parte II
Fonda Argentina: Conociendo Argentina: Tierra del Fuego, Parte III

Referencia
http://www.tierradelfuego.org.ar/v4/_esp/index.php?seccion=4

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